28 ago 2011

EL CONCILIO DE NICEA

DECIMA PRIMERA PARTE
“Tanto Arrio como Alejandro, dominaban r ...eligiosa y políticamente gran parte del mundo conquistado por los romanos y la hegemonía que ejercían en sus adeptos, estaba a punto de provocar una guerra civil, que ponía en peligro la estabilidad del poderío romano, cuyo emperador era Constantino, tan solo por el uso de la palabra Hupostasis”.

“Este emperador, para tratar de encontrar una solución a dicho conflicto, envió en el año 324 a Osio, Obispo español, para que mediara y pacificara a ambos bandos, pero no lo logró”.
“Ante este fracaso, Constantino convocó a todos los Obispos, tantos arrianos como alejandrinos, a un Concilio ecuménico, el cual se celebraría al año siguiente, en el 325 D.C. en la Ciudad de Nicea”.

Así Se Hicieron Los Credos relata ese hecho histórico, más o menos así: “El Concilio de Nicea, convocado por el Emperador Constantino (no por líderes religiosos), fue convenido para resolver la controversia entre dos escuelas de pensamiento que habían surgido en Alejandría, concerniente a la naturaleza de Dios y la relación entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo”.

“Al fin llegó entonces el día tan esperado en el cual se había de debatir la divinidad del Señor Jesús: ¿Era Jesucristo, la imagen misma de la sustancia del Padre, o no era?”.
“Constantino pronunció el discurso de apertura preocupado más que todo por la estabilidad del Imperio, pues la Verdad del evangelio ocupaba para él un segundo plano. Esto lo convirtió en el primer ecumenista e introdujo ese error en la iglesia”.

“El debate estaba tan reñido que ninguno cedía en su posición radical, hasta la intervención de un joven diácono llamado ATANASIO, subalterno del Obispo Alejandro, quien utilizando toda su astucia, expuso su tesis, donde por primera vez se hablaba abiertamente sobre la existencia de tres dioses en uno, o sea La Trinidad”.

Note lo que Hubert Jedin escribe en Concilios Ecuménicos de la Iglesia Católica: “La escuela catequista de Alejandría, influenciada por Clemente de Alejandría y Orígenes, quienes eran sus cabecillas, aplicaban el método alegórico para la explicación de las Escrituras. Su pensamiento fue influenciado por Platón y su punto fuerte era la especulación teológica, la misma que aplicó Atanasio con mucha elocuencia, pues había sido instruido en esa escuela catequista y se contaba entre sus miembros”. (p. 29).

Una Historia del Pensamiento Cristiano, Arthur Cushman McGigffert, p. 396, dice: “Atanasio explicaba que la Deidad era un Dios que existía en tres relaciones simultáneas como un hombre siendo un Padre, un Hijo y un Hermano, concepto que cambió en el Concilio de Nicea”.

“A favor de ésta nueva doctrina, votaron 301 de los Obispos helenistas y 17 obispos de los del grupo monoteísta la rechazaron. A partir de ese momento fue reconocida y aceptada como el Credo de Atanasio o el Credo de Nicea, hasta nuestros días. Así que la mayoría aprobó de esa manera este Credo, dentro del cual está la esencia de la Doctrina de la Trinidad, que en la Versión del texto griego dice:

Creemos en un solo Dios Padre omnipotente, creador de todas las cosas, de las visibles y de las invisibles; y en un solo Señor Jesucristo Hijo de Dios, nacido unigénito del Padre, es decir, de la sustancia del Padre, Dios de Dios, luz de luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no hecho, consustancial al Padre, por quien todas las cosas fueron hechas las que hay en el cielo y las que hay en la tierra, que por nosotros los hombres ….y por nuestra salvación descendió y se encarnó, se hizo hombre, padeció y resucitó al tercer día, subió a los cielos y ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos. Y creemos en el Espíritu Santo”. [Sin mucho énfasis sobre el Espíritu Santo].

“Arrio se opuso tenazmente a esta decisión, y no cesó de combatirla, aunque negando siempre la divinidad de Cristo”.

“Transcurrido el tiempo, los religiosos miraban que esa doctrina no prosperaba, porque la mayoría había votado, presionado por el emperador Constantino, o por congraciarse con él. La verdad era, que nadie la podía entender, ni la podían explicar, ni podían concebir la idea de creer en tres personas distintas, que al mismo tiempo eran Uno, tal como sucede en nuestros días”.

“Sin embargo los patriarcas de la Nueva Organización Religiosa, se las ingeniaron para enseñar la existencia de un Dios Trino, con un mensaje bíblico contaminado por el paganismo, aunque se complicaban al tratar de explicar en términos humanos, la relación entre Cristo, el Padre y la tercera persona de dicha deidad, el Espíritu Santo. Cada esfuerzo que hacían por explicar la doctrina de la Trinidad, era persuasivo y dominante, fuera del contexto bíblico”.

“Además, aquella decisión no había terminado con el conflicto, pues ni la Trinidad había sido aceptada por los monoteístas como lo declaraba el Credo de Atanasio, ni el monoteísmo era aceptado por los helenistas. El pleito entonces ya no fue entre Arrio y Alejandro, sino entre Arrio y Atanasio. Este último, había sido nombrado Obispo de Alejandría, cargo que ostentaba antes el Obispo Alejandro”.

“Todo mundo se involucró en aquel conflicto que se agravó aun más después del Concilio de Nicea y la iglesia se vio grandemente dividida por los escándalos en cortes, intrigas políticas y hasta asesinatos”.

“Siete años después del Concilio de Nicea, se realizó el Concilio de Tiro, Atanasio que había sido nombrado Obispo, fue depuesto de su cargo con la complacencia de Constantino, lo cual agravó más el asunto. Todo parecía que el pensamiento arriano había triunfado”.

“La hegemonía que este emperador ejerció por medio del poder que ostentaba, fue crucial para introducir entre los religiosos de su tiempo la mitológica creencia en tres personas distintas como si fueran tres dioses. Atanasio murió en el 373, pero la polémica no finalizó sino hasta el año 381 de la E.C. en el Primer Concilio de Constantinopla, ya muerto Arrio y Constantino. Dicho Concilio fue convocado y presidido por el Papa Dámaso y el Emperador romano Teodosio el Grande, para combatir las doctrinas de Macedonio, patriarca de Constantinopla, que admitía la divinidad del Hijo pero negaba la existencia del Espíritu Santo.

“El decía que el Espíritu Santo era una criatura de Dios, una especie de superministro de todas las gracias, pero que de ninguna manera podía ser Dios”.

“El Emperador Teodosio amplió el concepto trinitario del Credo niceno reafirmando la divinidad del Espíritu Santo contra los macedonios, diciendo que: El Espíritu Santo es verdadero Dios, como el Hijo y el Padre y se consolidó dogmáticamente el concepto trinitario, dando paso a esa poderosa creencia mitológica”.

“Los teólogos y los eruditos bíblicos reconocen que la doctrina de la Trinidad fue un producto del siglo cuarto no aceptada por la iglesia universal hasta más de tres centurias después de la muerte de Cristo”.

“Esto ocurrió hasta que el dogma definitivo trinitario de “un Dios en tres personas” se volvió ampliamente asimilado dentro de la vida y del pensamiento cristiano”. (“Trinidad”, Vol. 14, p. 295).

“Ya para finales del siglo IV, dicha Doctrina se comenzó a expandir gradualmente en medio de muchas controversias, y con el transcurso del tiempo, [17 siglos], se fue consolidando hasta nuestros días.

Esta doctrina se propagó lentamente por todo el Viejo Mundo, aun a costa de las vidas de los verdaderos creyentes del evangelio de Cristo, marginando a la Verdadera Iglesia Apostólica, que siempre se ha rehusado aceptar como verdadera esa creencia mitológica.

La Enciclopedia de las Religiones, dice: “Todos los que aceptaron a esa doctrina pagana como una realidad, ya podían comer y dormir tranquilos, sin miedo a la persecución y a la muerte”.

“Mucha gente la fue aceptando por el solo oír, sin constatar si era verdadera o falsa, debido a que las transcripciones que se hacían [de las Escrituras], eran a mano, sumamente costosas y muy escasas, además eran vulnerables para alterarlas, lo cual facilitó el quitar o agregar algo”.

De esa manera, la apostasía se fue acrecentando. Pablo profetizó acerca de ella diciendo: Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios.

Una Historia del Pensamiento Cristiano, de Arthur Cushman McGigffert dice: “El hecho de que otras religiones en distintos lugares, de aquel entonces, creyeran en tríadas de dioses de una manera diferente al concepto del Credo de Nicea, no afectó en absoluto, la institución dogmática de la Doctrina de la Trinidad”.

“Por el contrario, la gente la comenzó a ver como una cosa normal, como algo que se puso de moda y había que ponerse al tanto con ella. De esa manera el mundo cristiano aceptó sin averiguaciones la mitológica idea de una deidad en tres personas”.

En el Concilio de Nicea, Constantino le dio nacimiento oficial a la Iglesia Católica Romana, que con el correr de los años fue asumiendo completamente el poder religioso, imponiendo poco a poco, la creencia en una deidad compuesta por tres dioses.

De una cosa si podemos estar seguros, esta doctrina no procede de la Biblia sino de la imaginación del hombre, fundamentada en la mitología griego-platónica.

¡La Paz de Cristo!
Tomado del Libro:
LA TRINIDAD: ¿Mitología o Realidad?
Escrito por Juan F. Roa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario